
¿Cómo puedo adaptar un material didáctico a las necesidades de mi grupo?
Adaptar un material no significa “inventar todo de nuevo”, sino ajustarlo para que tenga sentido con tu grupo, tu contexto y tu planificación.
Algunos criterios útiles para todos los niveles educativos:
Adecuar el nivel de complejidad: podés simplificar el vocabulario, reducir pasos o dividir la actividad en partes si trabajás con estudiantes más pequeños, o bien sumar consignas extra y desafíos si el grupo es más avanzado.
Contextualizar: reemplazá ejemplos lejanos por referencias que sean familiares para tus estudiantes (personajes, lugares, situaciones cotidianas de su entorno).
Ajustar la duración: si la actividad es muy larga para el tiempo de clase que tenés, podés dividirla en dos encuentros o usar solo una parte del material.
Variar el formato: un ejercicio pensado para trabajar de forma individual puede adaptarse a parejas o grupos; una actividad escrita puede transformarse en una consigna oral o práctica.
Incluir la diversidad: pensá si el material contempla distintos estilos de aprendizaje, si es accesible para estudiantes con discapacidad, y si refleja realidades diversas sin estereotipos.
La clave es que el material no te use a vos, sino que vos lo uses a él. El objetivo final siempre es que sea una herramienta al servicio de tu propuesta pedagógica.